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Las barberías, el renacimiento de un antiguo oficio que crece en San Martín

Foto del escritor: Javier DispartiJavier Disparti

En nuestro país, las peluquerías para hombres eran simples salones donde el estilo y la moda no tenían lugar. Por suerte, las nuevas tendencias y la necesidad de los hombres, de un mayor cuidado en la estética y de su imagen personal, permitieron que renaciera un viejo oficio olvidado: las barberías.


Reconvertir una peluquería clásica en una barbería ha sido una decisión de lo más acertada en un momento en el que estos establecimientos viven su época dorada. Conservan su tinte arcaico o vintage, pero aderezado con elementos renovadores, y han logrado atraer a una clientela fiel que valora un trato personalizado y, en cierto modo, que se haya “recuperado” este espacio exclusivo para los varones.


Hoy es difícil no darse cuenta de cómo han proliferado estos negocios en todas las ciudades. El típico cilindro (barber pole) de color azul, blanco y rojo, la señal tradicional para anunciar la presencia de una barbería, sobresale con mayor frecuencia en barrios y calles céntricas. Ambientadas casi igual a aquellas de antaño de 1920, con el clásico instrumento de navajas para su corte metódico, estas nuevas peluquerías boutique están en pleno auge.


Facundo Giménez (29), dueño de FACA, la primera barbería de San Martín, coincide en que esta tendencia va de la mano de la exigencia del hombre actual. “Los varones necesitaban tener un lugar donde sentirse cómodos, atendidos y escuchados” y eso fue lo que hizo en sus locales. La infraestructura, la organización y el personal idóneo para cada necesidad son parte de sus virtudes.


“Hoy en día el hombre es un poco más vanidoso que hace unos años, se cuida más su aspecto personal, su imagen, quiere verse mejor y más prolijo. Además, la necesidad de muchos jóvenes de acceder a un trabajo y el posicionamiento del uso de la barba pueden explicar en parte este fenómeno”, precisó Giménez en una entrevista al Diario Este Online.


Para él, el boom de las barberías no será efímero, entre otras cosas porque ha contribuido a “recuperar el gusto por la elegancia en el corte y una estética que se había perdido”. Eso sí, cree que para evitar que esto se convierta en una moda fugaz es imprescindible un aprendizaje constante que permita responder a las demandas cambiantes. “Si vas adquiriendo nuevos conocimientos y te renuevas, no creo que sea algo pasajero”, apuntó convencido.


¿Qué distingue a un barbero de un peluquero? Para Facundo Giménez son dos cosas: “el trabajo con la navaja” como herramienta y “darle atención al corte, ser delicado y detallista”. En definitiva, la diferencia entre barbería y la tradicional peluquería radica en “la prolijidad de las marcaciones, los contornos y la barba. Cada corte es único y más identificativo”, agregó.


Otras de las diferencias “con la vieja escuela” son los distintos productos y servicios que se brindan y que dependen de cada barbería. En el caso de FACA, la sucursal ubicada en la calle 9 de Julio 355, de San Martín, además del corte y la barba, les ofrece a sus clientes la depilación de rostro con ceras, mascarillas de carbón y colorimetría, entre otras.


“Hoy en día, los hombres gastan más dinero en su cuidado personal facial. Por eso, los chicos que trabajan aquí asesoran al cliente con la imagen que él busca. Su misión, además, es encontrar el mejor corte de pelo para la forma de la cara, el tipo de barba, etcétera”, añadió Giménez.


Si bien el estilo de los hombres suele variar de acuerdo a la edad o al campo ocupacional, el corte degradado es el look masculino de moda, y no hay indicios de que su reinado sea fugaz. “El perfil de nuestros clientes abarca desde niños hasta hombres mayores, aunque la mayoría son jóvenes. La mayoría opta por los cortes modernos y otros por hacerse claritos o dibujarse alguna figura en el pelo”, describió el propietario de FACA.


El pasado 11 de setiembre se cumplieron dos años desde que Facundo Giménez abriera la primera barbería de San Martín. Para abrir su primer local tuvo que transitar un largo recorrido que comenzó cuando tenía 17 años. “Empecé a cortar como un hobby en la casa de mis padres y después me especialicé. Siempre pensé en tener algo propio”, recordó en diálogo con nuestro medio.


Lo cierto es que gracias a esta moda, y la localización de la barbería, en pleno corazón de San Martín, su negocio ha funcionado desde el primer minuto y eso tiene sus virtudes. Aquí todos los detalles se cuidan. El cliente cuando llega, si tiene que esperar, puede escuchar buena música o pedir una cerveza o un refresco en la barra.


La popularidad de la barbería FACA impulsó a su dueño a inaugurar una sucursal en el departamento de Rivadavia (avenida España casi San Isidro), con la misma filosofía que en San Martín: local ambientado con música, bebidas alcohólicas y los mismos servicios para el cuidado facial.


Como parte de sus proyectos, Facundo Giménez abrió una escuela de peluquería para enseñar sus conocimientos a hombres y mujeres. “Creo que es bueno que haya competencia porque eso hace que se agudice el ingenio”, opina. Además, junto a sus compañeros de trabajo, lleva adelante una campaña solidaria con cortes gratuitos en diferentes sectores carenciados de San Martín.


En definitiva, en FACA, la relación barbero-cliente, así como también la amistad que surge con otros clientes frecuentes, propician un ambiente de camaradería en el que se comparten anécdotas o se desahoga alguna dificultad personal. Es una clase de comunidad única o un club de caballeros en nuestros días.


Si todavía no conocés esta barbería, #ElegíSerDistinto asistiendo directamente al local –cualquiera de sus dos sucursales- o arreglando una cita por WhatsApp al 0263 448-8397.

 
 
 

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